Arriba. Tres hermanas conversando, una peinándose. Una cara con labios y nada mas. Y yo. La foto de la derecha es la pintura que representa el momento en que la cara y el cuerpo cambiaron para siempre en el arte. El arte dejó de imitar a la realidad y empezó a superarla.
La sensación de déja vú que tuve en el Museo de Arte Moderno viendo a los cubistas fue extraña. Estoy clara que en una vida previa fui modelo en Paris. Posé para Picasso antes que fuera Picasso y antes de que yo fuera yo. A mi me gustaban las chispas de su mirada cuando me quitaba... los calcetines. En esta vida salí mas recatada. O talvez solo mas discreta. Pero creo que tengo el regalo divino que permite turistiar los museos con los ojos de la musa que posa, no del pintor que pinta y menos aun los ojos de la audiencia, cada vez mas entumida en esta era post modernidad. Hay una tendencia a la incapacidad de concentracion, en general, que se traduce en la falta de atención al detalle, en particular. La modelo sabe que una obra toma tiempo y paciencia en realizarse, pero también en disfrutarla. Desmenuzar una pintura que te atrapa el ojo, lo educa. El mar de detalles, algunos relacionados con momentos claves en nuestras propias vidas, no salta a la mirada casual. Y el contexto de la obra, que no aparece en el cuadro, es fundamental para entender su valía y también es el terreno donde mi imaginación sale a volar. Las Damiselas de Avigngon somos las 5 hermanas Garcia. Yo soy la primera de la izquierda.
Según Mehmet, mi guapísimo guía del museo, los pintores cubistas no distorsionaron la realidad por deleite. Era cosa de vida o muerte. Igual que ahora, la tecnología amenazaba con dejar miles sin sustento ni propósito. Ya para entonces, los herreros daban paso a los mecánicos, a como el caballo cedía su papel urbano al vehículo de motor. Amenazados por la impactante nitidez de la naciente fotografía, los pintores tuvieron que reinventarse y así encontraron la luz con los impresionistas, las esquinas del cuerpo con el cubismo, los colores con el expresionismo, los sueños con el surrealismo, la locura con el dadaísmo, la ingenuidad de los niños en el arte primitivista y un sinfín de cosas mas. Parece que la necesidad, la urgencia, es un factor muy importante si uno ha de lograr algo en esta vida. Entonces y ahora. Antes de irme dejo con ustedes esta foto contra la indiferencia ante el dolor. La titulé: Viendo el toro de largo.
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